Artículo de opinión en la que expongo mi punto de vista sobre ciertos argumentos de estos grandes profesionales.

Hace bastantes semanas estaba escuchando un podcast en el que uno de los entrenadores de moda del trail running español daba una lección magistral a todos los corredores de montaña y aficionados. Lo hacía con afirmaciones y argumentos del tipo:

“El corredor de montaña es anárquico compite cada fin de semana y no sabe ni porque, no tiene las ideas claras”.

Y seguía:

“El corredor de montaña no tiene claro los objetivos y se apunta a una carrera sin más”.

Su interlocutor, persona con un importante cargo dentro de la sección de trail running de la RFEA (muy buen entrenador de atletas -atletismo- aunque desde mi prisa, sin experiencia en la montaña) le aprobaba sin dudarlo los argumentos de su colega:

“Te animo a que sigas con esa educación de los corredores, es complejo pero los que venimos del atletismo tenemos que comenzar a educarles”.

La sensación general que tiene un servidor sobre las declaraciones y argumentos de estos grandes entrenadores de atletismo cuando hablan sobre entrenamiento de trail running es que parece que estén vendiendo nuevos sistemas de entrenamiento que antes no se conocían, una especie de ‘pócima mágica’ que enfatizan con términos como ‘la mala educación’ o la ‘anarquía’ del corremontes.

En este sentido me gustaría desgranar algunos de sus argumentos para a continuación dar mi opinión personal:

1-“Que el corredor de montaña siempre ha sido un deportista ‘mal educado’ en el entrenamiento, caprichoso y que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana en cuanto a la planificación y a los objetivos deportivos”.

Personalmente para nada lo veo así. Es muy posible que un porcentaje de los corredores populares y amateurs haya funcionado o todavía funcionen así, pero entre los que se suben al podio y se les considera ‘pros’ (son los menos), no creo que haya esta anarquía. De hecho cada vez más corredores de montaña se dejan asesorar por profesionales del entrenamiento y tienen un plan ordenado de trabajo y objetivos.

Respecto a lo anterior, mi experiencia personal como corredor de montaña desde finales de los 90 es que por aquel entonces la falta de medios nos hizo desarrollar un amplio sentido común. Recuerdo que éramos ordenados y educados en la planificación. De septiembre a octubre realizábamos una base con rodajes a ritmo suave y medio para seguir con farlecks. De noviembre a enero ya competíamos en carreras de 10K y medio maratón, trabajando ya dos días de series entre semana y aumentando en kilómetros la tirada larga de los domingos. El objetivo era la Maratón de Valencia, por aquel entonces ubicada en el mes de febrero.
Pasado la maratón y tras 1-2 semanas de relax, el objetivo era trasladar a las carreras por montaña la calidad (velocidad) obtenida durante aquellos meses. El fin, llegar lo mejor posible a citas como la Castelló –Penyagolosa (ahora Marató i Mitja de Penyagolosa Trails), el MAM (Maratón Alpino Madrileño), Maratón Galarleiz o a partir de los años 2001-2002 el objetivo era para algunos la Copa de España FEDME, sin dejar de lado las primeras Ligas Autonómica de CxM (en mi caso de la Federación Valenciana –FEMECV-).

El autor del artículo en carrera en 2006 / Copy: Fede Bellido

2- “Que el corredor de montaña es perezoso, anárquico y no hace series”.

Siguiendo con las declaraciones de los mencionados entrenadores, tengo que afirmar que hace 20 años el corredor de montaña Sí hacía series en pista o llano, y como he dicho en el punto anterior, competía en carreras de ruta.
Teníamos claro que si queríamos correr rápido por montaña, la velocidad era una variable que teníamos que trabajar. Para ello hacíamos series cortas de 300-400-500 y series largas de 1000-2000-3000 o incluso 2 o 3 x 5000.

3-Respecto a la famosa ‘técnica de carrera’ de la que tanto hablan estos u otros entrenadores..

¿A qué le llaman estos profesionales ‘técnica carrera’?
Para mí la ‘técnica de carrera’ no es más que la ejecución del gesto correcto que al correr nos hace avanzar levantando rodillas, moviendo las piernas de la manera más circular posible y pisar con el antepie para traccionar hacía delante de la manera más efectiva. Digamos que si dominas esta técnica podrías avanzar rápido con el mínimo gasto.
¿Pero de avanzar por dónde?
A mi entender cuando esta gente habla de ‘técnica de carrera’, habla de un método que viene del atletismo y que se extrapola a las carreras por montaña para afrontar as secciones más llanas, ascensos con poco desnivel y cero técnicos, o bajadas fáciles y rápidas.
Lo que yo entiendo cuando estos profesionales hablan de este procedimiento, es que solo existe o se pone en práctica cuando el terreno es bastante corrible. ¿Qué ocurre entonces con la ‘técnica de carrera’ a la hora de afrontar la gran diversidad de terrenos y desniveles (arriba y abajo) por los cuales se desenvuelve el corremontes? Para mí, en una carrera por montaña existen muchas técnicas de carrera o repertorios gestuales que el corredor de montaña debe dominar ¿qué hay sobre ellas?

Preguntarle a un corredor de nivel medio-alto lo complicado que es sacar o recuperar 1’ en secciones llanas o relativamente fácil que es ganarlo o perderlo en terrenos delicados (arriba o abajo) si se domina la técnica de esa sección.
¿Por qué estos entrenadores apenas mencionan las otras muchas técnicas de carrera que componen la compleja preparación de un corremontes y solo se quedan con ‘su técnica de carrera’?

Virginia Pérez Mesonero en plena sesión de entreno específico

Un inciso: a finales de los 90 nuestro sentido común nos decía que semanas antes del objetivo debíamos especializarnos con el terreno y perfil que nos íbamos a encontrar en carrera. Ahh, y también hacíamos ‘técnica de carrera’ en llano, quizás no perfecta, con fallos, pero los días que no hacíamos series o rodajes largos, allí estaba el skipping por delante y por detrás o las correspondientes rectas / progresivos.

4- “Los 3000 mts obstáculos es una prueba afín a la carrera por/de montaña”

Siempre me ha llamado la atención cuando dicen que “los corredores de 3000 obstáculos tendrían más facilidad para acoplarse mejor y rendir en montaña”.
Personalmente no veo una gran relación entre correr a 3’/km saltando altos obstáculos con el cambio de ritmo que eso implica, con todas las variables que te puedes encontrar en una carrera por montaña. Si lo dicen por la mayor fuerza y capacidad de cambiar el ritmo que requiere un obstaculista, bueno, pero sinceramente me parece un argumento forzado y metido con calzador para justificar que entre el atletismo y la carrera por montaña hay afinidades (para mí la única es la carrera a pie).

Si hablamos de capacidad psicomotriz o de adaptación al medio, ¿no sería más veraz e incluso más científico decir que aquel corredor que en edad temprana (desde que camina en adelante) haya pisado regularmente terreno montañoso (con sus padres) adquirirá de mayor una habilidad innata que le proporcionará muchos más recursos, facilidad y economía para desenvolverse por montaña? ¿Por qué no hablan de esto?

5- “El corremontes no es disciplinado en el trabajo de fuerza”.

Respecto al trabajo de fuerza, no voy a ser yo quien ponga su gran importancia en duda, pero también existen casos de grandes corremontes que dudo que hayan pasado muchas horas en el gimnasio ( Manuel Merillas, Miguel Heras, Iker Karrera, François d’Haene o el mismo Kilian Jornet).

Dejadme que vuelve al sentido común: Cuando un corredor de montaña corre por el monte es como si estuviera levantando repetidamente un peso que puede levantar (normalmente) con facilidad. Hablamos de miles de repeticiones que desgastan y que al final son la clave de poder mantener el ritmo en ascenso y la retención en el descenso. Cierto que el impacto te puede poner en jaque de lesión pero para nada veo igual lo que se consigue de simular una carrera con un entrenamiento de 3 horas para luego irte al gimnasio 1h, que cuando se haces una tirada de 4h-4h30’ afrontando con 3h30’ en las piernas una durísima subida de 30’ y una bajada técnica de otros 30’. Seguro que la 2ª opción tiene más riesgo, pero es mucho más específica y te da datos que no te dará la primera.

Y lo siento por seguir siendo pesado respecto a la fuerza:

En nuestra época también se trabajaba la fuerza. Confieso que menos que ahora y no de manera tan sofisticada. Nuestros entrenamientos de fuerza se basaban más en trabajos específicos sobre el terreno, tanto en subida y bajadas (muy cortas, cortas, medias, largas y muy largas). Y esto sin olvidar la transición al llano tras una buena subida o bajada. Tampoco olvidábamos el trabajo abdominal y lumbar (el core de ahora).

El gran corredor y entrenador Pablo Villalobos con su grupo de entrenamiento / Copy: Pablo Villalobos

Por estas y más razones, no considero que hace 20 años fuéramos anárquicos, ni mal educados ni perezosos en el trabajo de la fuerza. Bien que no se sabía tanto como ahora pero repito que nuestra intuición nos ayudaba a sobrevivir sin apenas lesiones.
Tampoco dudo que hoy día no hayan corredores con esta intuición, pero son los menos. Hemos pasado a tirar de los ‘gurús’ del entrenamiento con sus planes ‘milagro’ (y soy de los que veo interesante tener un entrenador) de los ritmos y kms por GPS, de picarnos por Strava en vez de entrenar más en grupo y de calcular o medir nuestro esfuerzo en la distancia a completar (para mí lo más atractivo de este deporte) ayudados del potenciómetro.

6- “Cada vez se corre más rápido y hay que ser muy rápido”

Si le preguntáis sobre esta afirmación al mismo Raúl García Castán (uno de los mejores corredores naciones e internacionales que ha tenido España) o incluso a excelentes corredores de ruta o ultrafondo de mediados de los 90, seguro que os dirán que “ahora hay mucha más gente que corre pero no más rápido”.

¿Sabéis la cantidad de gente que hace 25 años bajaba de 7h15’ en 100km en llano o que hacían 1h10’ en medio maratón? Pues quizás el doble o el triple que ahora. ¿Quién ganaba antes un 10K en Madrid con 34’-35’? Lo mismo pasa en el trail running: mi opinión es que los corredores top de ahora no corren más rápido que los de antes, sí que es posible que hayan más corredores de montaña de nivel medio que corran más rápido que los de nivel medio de antes. También creo que hay más ‘trail runners’ populares que antes. Dejo por tanto en cuarentena el argumento de este punto 6..

Y ya termino con dos reflexiones:

Parece clarísimo que un corredor más rápido siempre va a tener muchas más papeletas para ganarle a un corredor mucho más lento. Pero esto no siempre ha sido ni será así (lo he visto y vivido en carrera). Corredores de maratón con marcas de 2h20’ o inferiores o ultrafondistas con registros cercanos a las 7h en 100km o sub 2h30’ en maratón, han sucumbido a corredores con marcas de 1h20’ o 3h en maratón de asfalto. Esto últimos corremontes estaban mucho más hechos a la montaña y habían entrenado mucho más la especificidad que los anteriores.

Por otro lado, quizás estos entrenadores no se estén dando cuenta que los recorridos por los que ‘vuelan’ los trail runners de hoy día, son trazados hechos para correr mucho, y no carreras por montaña ‘de verdad’, por las que corríamos nosotros y de las que por suerte todavía quedan.