El PentaCampeón de España de Carreras por Montaña y también oro continental resume a ‘su estilo’ el durísimo año que hemos dejado atrás. Foto: El Campeonísimo García Castán en su amada sierra / Copy: Raúl García Castán

Y por fin conseguimos -un año entero nos costó- librarnos del catastrófico 2020. Joder con el año de los dos patitos. Dos patitos que resultaron ser, vistos de cerca, dos buitres siniestros de pico ganchudo y torva mirada, que durante 365 días, se dedicaron a observar, hieráticos, cómo la humanidad que tan alegremente les había dado la bienvenida 365 días antes, se iba al garete, asfixiándose en sus propios errores. Tan miserable y funesto nos salió este 2020, que ni siquiera nos fue concedido el consuelo simbólico de darle boleto corriendo, como a todos los años pasados, y el pobre San Silvestre, tan corrido y socorrido en anteriores ocasiones, engordó unos cuantos kilos, pues apenas si se calzó las zapatillas en unas pocas carreras. Aunque no tan dramático como otros aspectos de la vida cotidiana (más bien, muerte cotidiana) el panorama deportivo sí fue sin embargo tan desolador como el resto de nuestro escenario vital y las competiciones de trail, que durante años florecieron cual setas en otoño, a lo largo y ancho del terruño patrio, escasearon en 2020 hasta caer en la más aguda de las miserias y aquellas pocas que se celebraron, languidecieron irremediablemente como parodia de si mismas, nostálgica ruina de lo que un día fueron, entre limitaciones, miedos, precauciones, controles, normas, pautas, protocolos y reglas a cascoporro, desvirtuadas en su más íntima esencia. Así caímos en la cuenta de que aunque correr es un deporte individual, fundamenta sin embargo todo su encanto, toda su fascinación, todo su poderío, en lo colectivo.

Raúl García Castán, pura calidad y elegancia en la montaña. Para nosotros, entre los 2 mejores corredores del mundo en distancias entre 30-50km, (años 2006 -2011 aprox).

Cuando la polémica prohibición de correr en la calle se hizo efectiva, allá en los albores del primer confinamiento, las redes sociales se poblaron de corredores, tanto mediáticos, como anónimos, ofertando a tutiplén su mercadería de ejercicios y consejos más o menos efectivos para combatir el inevitable e impuesto sedentarismo. Sí, lo sé, al final resultó todo un poco cansino. Incluso diría, para hacer honor a la verdad, que MUY cansino. Esto del trail running, como decimos ahora, evoluciona muy rápido, y eso a veces es positivo, pero otras… quizá no tanto, y al albur de las redes sociales han proliferado por doquier las ‘Belénes Esteban del trail‘, tanto en su versión femenina como masculina; encendieras el ordenador a la hora que lo encendieras, te salía alguno, o alguna, empeñado en que te mantuvieras activo, sano, delgado, jovial, positivo, dinámico, feliz, enérgico, audaz, emprendedor… que casi por pura hartura, quien esto escribe a punto estuvo de darse a la bebida, al tabaco, al sudoku y a las patatas fritas, solo por llevar la contraria.

Una vez que el invisible comité de expertos nos volvió a dejar correr, la ausencia de competiciones, como consecuencia del caos de la situación, impulsó a los corretraileros a buscar nuevos retos en los que emplear sus desusadas energías, y se impuso la moda de la recordmanía, que es una cosa que consiste en intentar batir todo tipo de marcas de ascenso y descenso en las más variopintas montañas, previa publicitación del evento en las inevitables redes, faltaría más. Pero he aquí que la cosa tampoco estuvo exenta de polémica, pues por un lado están los que abogan por llevar a cabo estas iniciativas a lo vivo, a pelo, sin cobertura digamos ‘oficial’ circunstancia que implica, invariablemente, que el público no tenga otra manera de corroborar la verosimilitud del logro, que fiarse de la palabra del que lo lleva a cabo, lo cual no parece un método muy científico, que digamos, y por el otro están los que se confiesan partidarios de darle al asunto cobertura federativa o ‘legal’ (pongan ustedes todas las comillas que crean convenientes) previo pago de la cuota por los servicios prestados, pero sin que al parecer haya, por el momento, ningún protocolo aprobado al respecto de la cosa de la recordmanía, lo que a los ojos de los del bando contrario, los coloca bajo la sospecha de querer sacar tajada económica del asunto.

Y para terminar de redondear este annus horribilis que por fin se fue, todo un clásico que no podía faltar en esta evocación/exorcismo del 2020 que venimos llevando a cabo: la guerra fría más caliente del trail, el Kramer contra Kramer, la guerra de los Rose de las carreras por montaña: La FEDME contra la RFEA, la Requetefea, como yo la llamo. En plan cariñoso y con humor, que conste.

Este conflicto, más enconado que la guerra del Yom Kipur, ha visto renovada su virulencia debido al creciente interés de mamá Requetefea por el hijo bastardo, Trail Runito. A mamá Requetefea, en realidad, no le gustaba demasiado Trail Runito cuando nació, porque vino al mundo canijo y esmirriado, sietemesino y subdesarrollado, y a ella, que es una señora muy pero que muy clásica, le parecía el nene un poco rarito, casi un engendro condenado a vivir entre, por y para los frikis, pero, ¡ay! que con el paso de los años, el nene, Trail Runito se nos ha puesto tan rozagante y buen mozo, que ahora mamá Requetefea no lo tolera a duras penas y con una mano tapándose la nariz, como antes, sino que quiere adoptarlo en exclusividad, sin el concurso ni el sustento de papá Fedme, que es un señor un poco pasivo ante las exigencias de su señora, doña Requetefea. O lo era al menos hasta ahora, porque resulta que para terminar de enmarañarlo todo, a finales de 2020 se celebraron elecciones en la federación de montaña para constituir la Asamblea General, que a su vez será quien elija al nuevo presidente, misión que no se antoja especialmente complicada tras la retirada de uno de los dos candidatos, Bernat Clarella, lo que deja el camino expedito a su único oponente, Alberto Ayora, quien bien podría elegir como eslogan para su campaña, este: “Ayora o nunca”, frase que, vista la poca competencia que tiene enfrente, parece más que probable que resulte cierta (a día de hoy podemos decir que dentro de unos días, Ayora será investido como nuevo presi de FEDME).

Y, quien sabe, si a lo mejor ahora, papá Fedme, se nos vuelve respondón y le planta cara a doña Requetefea. En cualquier caso esto no acaba más que empezar y la película promete ponerse interesante a lo largo de este 2021 al que miramos todos con la respiración contenida, hasta ver cómo respira él, así que manténgase en sus butacas, señoras y señores, que el tiempo dirá por dónde corren las cosas del correr.