Un repaso a los récords del reciente ‘recordman’ del Makalu y de su privilegiada mente y fisiología.
Foto: Karl en la cumbre del Makalu / Copy: Nico Miranda
Ya han pasado casi 8 años desde que me puse en contacto con Karl Egloff. Por aquel entonces escribí un artículo sobre él y sobre su formidable mejor marca conocida o récord (qué más da) al Kilimanjaro, con sus 5.900 mts, el techo del continente africano.
Como solía hacer por aquel entonces (todavía ahora) aprovechaba su trabajo de guía de alta montaña acompañando a clientes de Cumbre Tours (su empresa) a las cimas que contrataban para una vez finalizada su labor con ellos, darle un buen pegue en velocidad a la montaña en la que estaba. Desde aquel día no ha parado de mejorar como corredor-alpinista, y estoy más que convencido que lo mejor está por venir.
Su reciente ‘plusmarca‘ en el Makalu (5ª montaña más alta del planeta) en la primera vez que Karl pisa los 8.000mts así lo dicta..
Kilimanjaro en 6h32’(cima más alta de África con 5.900mts)
Aquel 13 de agosto de 2014 fue histórico porque aunque en nuestro país apenas tuvo repercusión, las 6h42’ que tardó Karl en subir y bajar el Kilimanjaro fue una súper noticia en Ecuador y más cuando el anterior ‘recordman’ era nada más ni nada menos que Kilian Jornet (Egloff rebajó 32’ al crono del catalán, 26’ en la subida y 6’ en la bajada).

Aconcagua en 11h52’ (el techo de sudamérica con 6962mts)
El 19 de febrero de 2015 (meses más tarde) el ecuatoriano-suizo volvía a la carga, esta vez en la Aconcagua una montaña que conocía a las mil maravillas y en las que persiguió de nuevo subir y bajar lo más rápidamente posible. Y tampoco falló, parando el crono en unas fabulosas 11h52’, de nuevo había rebajado el hasta entonces récord de esta montaña que también estableció Kilian Jornet (12h49’, 3 meses antes).
Elbrus en 4h20’45’’(5.642mts, la montaña más alta de Europa)
Dos años más tarde, el 7 de mayo de 2017, Egloff siguió devorando records. Esta vez la víctima iba a ser el Elbrus y otro súper atleta de altura como el soviétivo Vitaly Shkel quien el verano de 2014 fue capaz de subir y bajar del Elbrus en 4h39’17’’ ( trazado con 3300+ y 3300-).
Sirviéndose del evento Red Fox Elbrus Skymaraton y de la competitividad de Shkel, Karl volvió a demostrar que daba lo mismo si la ruta era más corta o más larga o con más o menos desnivel. Toda montaña que estuviera por encima de los 5.500 mts estaba condenada a rendirse a su crono. Aquel día paró su reloj en unas estratosféricas 4h20’45’’ (3h24’ para subir 3.300+ y 56’ para bajar todo ese desnivel), otro nuevo récord para su cartera, ya iban 3.

Denali/ Mckinley en 11h44’ (6.190mts, la montaña más alta de América del Norte)
Otro par de años de tregua que Egloff se tomó para entrenar y hacerse todavía mejor en la altura le sirvieron para llevarse el 20 de junio de 2019 otra plusmarca, esta vez la del Denali. Sus tiempos de nuevo fueron de escándalo con 7h40’ para ascender 4.060+ y 4h’04’ para deshacer toda esa distancia y desnivel negativo (ruta Buttress)= 11h44’, un tiempo 1 minuto mejor que el conseguido de nuevo por (de nuevo) Kilian Jornet en 2014 (aunque este ascendió en 9h45’ y descendió en 2 horas, pero con esquís).
Tras estas gestas, el bueno de Karl siguió entrenando y consiguiendo mejores marcas en grandes montañas, esta vez en su continente y en el proyecto Cumbres Chevrolet Speed Climbing Challenge(Cayambé, Ilinizas, Cotopaxi y Chimborazo). Una excelente preparación que continuó en casa bajo las órdenes de Gisela Toledo trabajando duramente en Hipoxia mientras lograba reunir una alta cifra de dólares que le permitieran viajar al Himalaya y pagarse un permiso para tener su primera experiencia en un 8.000.
De nuevo, tirando de su ‘cálido’ corazón (sudamericano) y su ‘precisa y ordenada’ cabeza (suiza) le llevaron a conseguir viajar hace muy pocas semanas al Makalu, donde hace un par de días y junto a su inseparable amigo y compañero Nicolás Miranda, dejaba una muesca ‘off the guines’ en los más de 8.400mts de la 5ª montaña más alta del mundo.

Está claro que Karl Egloff reúne unas condiciones fisiológicas y de vida (personales), difíciles de reproducir. Hace años me dio por comparar (con otros conocidos alpinistas y corredores de postín) la velocidad a la que Karl se movía a partir de 5.000mts y la verdad es que no había color: a partir de esta altura era capaz de sacar a los demás casi una hora por cada 1000+. Llamarle la ‘locomotora de las alturas’ le iba que ni pintado:
“Mi padre era suizo y madre ecuatoriana, nací en Quito a 2.800 metros de altura. Desde muy niño, mi padre siempre me llevó a la montaña y mi madre nunca quiso que me dedicara a ser guía de montaña y deportista por el constante riesgo que implica estar constantemente en altitud. Hasta en su lecho de muerte (murió de cáncer cuando yo tenía 16 años) ella me lo pidió pero hoy día soy las dos cosas. Aunque no cumplí con los deseos de mi madre, siempre me queda el consuelo de que cuando corono una montaña me siento más cerca de ella, es un tema espiritual, llegar a mis límites me une a mi madre aún más” me contaba hace muchos años Karl, quien además de regentar su agencia de turismo Cumbretours.com , estudió administración de empresas y se graduó con 4 idiomas en Zurich (Suiza).
También quiero compartir con vosotros algunos de los datos de un artículo que publiqué hace 7 años para la web de Runner’s World España (ninguno de los artículos de entonces de esta web están ya activos). En esta publicación compartía ‘cómo era y se comportaba el motor de un alpinista/corredor como Egloff’ en algunas de sus hazañas:
Ejemplo del Récord del Aconcagua
–142ppm medias (73% de su frecuencia cardiaca máxima que se cifraba en 193ppm).
–162ppm máximas, corriendo a buen ritmo por encima de los 4.000mts.
-38ppm mínimas (en reposo)
-Quemó más de 7.000 calorías.
-Su velocidad media fue de 5’5km/ hora.
-Cada minuto avanzó 68 zancadas de media.
-Mide 175cm y pesa 63kg con un 9% de grasa corporal.
-Su consumo máximo de oxígeno (VO2max) en prueba de esfuerzo es de 87 ml /kg/ min (cifra sólo al alcance de los mejores atletas del mundo en deportes de resistencia).

Reflexiones de Egloff tras aquel récord:
-“Uno de los secretos de la larga distancia con altitud es saber dosificarse y conseguí mi objetivo al proponerme no sobrepasar las 150 ppm por encima de los 5.500 metros. Esto me ayudó mucho a no tener bajones en la parte más decisiva”.
“Una vez toqué el top del Aconcagua y descendí de las secciones más comprometidas, ya me liberé y me puse a correr pasando de 150ppm, pese a que mi pulso medio siempre lo mantuve entre las 140-145ppm, dosifiqué muy bien”.
Un apunte más:
Además de todo lo anterior, es importantísima su gran experiencia y adaptación a la altitud ‘de verdad’, Egloff ha estado cantidad de veces en alturas donde el oxígeno que se necesita para respirar se reduce a la mitad. Recordemos que con escasos 15 años se encaramaba hasta los casi 6.000 metros de la cumbre del Cotopaxi y que ahora mismo su currículum arroja cerca de 1000 ascensiones a montañas de más de 5.000 metros, sobre 40 picos de más de 6.000 y 13 ‘Aconcaguas’ (cerca de 7.000mts).
Según él: “El rendimiento y las prestaciones del corredor de speed climbing todavía están por descubrir en las altas montañas”.