2ª de las partes de El Circo, Los Romanos y Los Gladiadores en la 0-4-0 al Teide, donde para el sabio corremontes vasco, menos es más.. Foto: Txus Romón en acción / Copy: Txus Romón

Tras la publicación el pasado 31 de diciembre de ‘El Circo, Los Romanos y Los Gladiadores en la 0-4-0 al Teide’, ahora viene la 2ª parte (disculpas por el retraso). En este sentido, retomo este hilo impresionado aun por la conquista invernal del K2 y conmocionado por conocer que 5 personas nunca volverán de allí. El pago es excesivo. Para la ‘conquista’ se han dado las condiciones ideales; un grupo de 10 alpinistas con una media de 20 ascensiones de 8.000m y muy capaces, uso de oxígeno embotellado, buena estrategia y una meteorología increíble con ausencia total de aire.

Por otra parte, no comparto el uso que han hecho del oxígeno; a todos los entendidos y gurús les ha parecido bien, pero dudo de su sinceridad porque llevan años denostándolo, literalmente. Hace 35 años ya que Kukuczka y Wielicki ascendieron al Kangchenjunga, solo 15 metros más bajo que el K2, sin O2, ni tan siquiera para equipar, y con materiales que hoy están en los museos alpinos. Cierto es también que por el camino siempre se quedaba alguno. Con el mismo compromiso, hace solo 5 años un grupo de solo 5 personas equipó y ascendió al Nanga Parbat de manera similar a los polacos. Si como dicen uno de los conquistadores del K2 ha podido prescindir de O2 en el ataque a cumbre, probablemente el resto podrían haberlo hecho, incluso para equipar, pero tal vez les hubiese costado más y solo habrían coronado 3 o 4. El uso de O2 en actividades de altura que pretenden ser punteras es simplemente anacrónico, se mire por donde se mire.

En la otra cara de la moneda, las muertes. Dos fueron accidentes propios del riesgo inherente al alpinismo. Las otras tres una muestra de la dureza de la montaña; los sherpas dejaron abierta una puerta por la que, en esta ocasión, no se podía pasar sin pagar el mas caro de los peajes.

El montañismo nació aventurero y ha evolucionado a deportivo. Su mayor atractivo es mantener cierto equilibrio entre la libertad de la aventura y el corsé de las normas que rigen la competición. Si hablamos de competición y carreras no hay dudas, existe un reglamento que vela por la igualdad. Pero si nos centramos en el desafió personal y la aventura, las normas desaparecen para ser sustituidas por la honestidad y el compromiso. El uso de O2 en altura no es honesto como tampoco lo es el uso de sustancias dopantes o ayudas externas en retos personales, a pesar de no existir normas que lo prohíban; debe existir un compromiso, actuar de manera fiel a unos valores acordados.

Txus Romón en el top del Monte Perdido el día (14.08.2012) de su récord Torla-Monte Perdido-Torla. Una plusmarca que 4 años después pasaría a ser de Aritz Egea. En imagen se ve el testigo (cinta bandera española) con la que se hizo autofoto en cumbre. / Copy: Txus Romón

El deporte es ciencia y la aventura es estética ¿Es realmente necesario homologar oficialmente una experiencia personal como la ruta exprés 0-4-0 al Teide para darle valor? Opino que no es en absoluto necesario el nivel de regulación que pretende la FEDME. Además, es insostenible. Sí es necesaria cierta garantía de veracidad, pero el fundamento debe ser la confianza.

Las actividades de montaña, por tradición, han sido aceptadas por cuestiones de honor y verificadas con pruebas más o menos evidentes. En la disputa de un campeonato mundial de escalada, carrera, esquí o alpinismo lógicamente es necesario un reglamento y personas que velen por la igualdad de condiciones entre participantes el día de la disputa y como resultado tenemos una clasificación que otorga recompensas. Por otra parte, olvidándonos de la pura competición, la comunidad montañera acepta que la escalada ha llegado a un grado de dificultad de noveno grado, que el K2 se ha conquistado en invierno, que la norte del Eiger se ha ascendido en 2h22´y que en el Aconcagua existe una marca de 11h52’. Sin embargo, en estas actividades, más aventureras que competitivas, no fueron necesarias escrupulosas normas ni jueces oficiales. Existen una tradición, una confianza y sobre todo un compromiso con la verdad; efectivamente no podemos hablar de ‘oficialidad’ pero las pruebas existentes y la honestidad que se presupone a los protagonistas, aportan a estas actividades montañeras la evidencia suficiente para ser aceptadas por la comunidad montañera y por alcance, el resto de la sociedad.

¿Quién ha verificado el Mont Blanc y el Cervino de Kilian? ¿Cuántos jueces vieron como Ueli Steck escalaba la sur del Annapurna? ¿Ha escalado Adam Ondra 9c? ¿Son oficiales? Todos estos hitos son aceptados por la comunidad sin que ningún organismo oficial haya repartido diplomas. En algunos casos con imágenes, videos, en otros con el GPS y casi siempre con honorables testigos como espectadores, no hay dudas de que las actividades son reales.

La FEDME se está complicando demasiado con este asunto de las homologaciones. Peor aún, nos está complicando la vida a los corredores y corredoras que buscamos nuestros límites fuera de las carreras. Soy un romántico, lo reconozco. Hay sitios como Torla donde la Guardia Civil ejerce de testigo, pueblos como Cervinia donde los guías se hacen cargo de dar fe y muchos otros lugares donde la tradición ha fijado la manera en que, si alguien quiere dejar su huella (ojo, siempre cabe la posibilidad de que el autor prefiera el anonimato de su logro), esta quede grabada. La FEDME puede ejercer la tutela de estas actividades extracompetitivas pero de manera mucho más ligera. Un buen ejemplo es la web de los FKTs donde cualquier persona que cumpla con las condiciones, puede dar a conocer su logro. En la era de la tecnología disponemos de muchas herramientas, hasta el punto de no necesitar desplazar a tres personas y un fotógrafo a nuestros paraísos naturales (o mejor un helicóptero, que le da un toque sexy como en 50 Sombras de Grey) para HOMOLOGAR nada. La FEDME, la comunidad montañera, además de la competición, haría bien en hacer suyas estas actividades, recoger el relato sin necesidad de crear ninguno nuevo (para eso ya están otras ‘federaciones’ inventándose cosas nuevas que ya existían).

Romón tras su reto, y con el documento con el que la Guardia Civil acreditó su récord al Monte Perdido / Copy: Txus Romón

Es posible unificar criterios. Estamos hablando de montaña y por lo tanto es lícito que las federaciones de montaña ejerzan su tutela. Pero de una manera más ‘relajada’. En la escalada libre o en la artificial por ejemplo, se generan itinerarios a los que se da un grado de dificultad inicial que progresivamente se va asentando con las repeticiones, variando movimientos y estilos, mejorando horarios etc., que tienen valor gracias al consenso, sin necesidad de complejas normas ni árbitros, basta con unos mínimos que garanticen la veracidad de las cosas. En esto de la montaña, menos, es más.

PD: Siento el retraso en esta nueva entrega. Creo que la anterior entrada rozó las 10.000 visitas así que, si las cosas no cambian mucho, el libro tendrá que esperar. Mejor, así ganaremos en sabiduría. Calma, queda una…